sábado, 5 de noviembre de 2016

Epidermodisplasia verruciforme: diagnóstico y epidemiología

La epidermoplasia verruciforme ha recibido diferentes denominaciones; algunas son afección névica verrugosa, distrofia ectodérmica congénita, eritroqueratodermia névica precancerosa y displasia cutánea viral, entre otras ya obsoletas.
El diagnóstico de esta enfermedad es clínico; no obstante, se recomienda la realización de algunos estudios paraclínicos que podrían ser de utilidad cuando no se tienen claras las características de las lesiones concominantes, o bien cuando se intenta tipificar el virus. Algunos de estos recursos son la histopatología,, la microscopia electrónica, la tipificación viral mediante reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y la prueba ELISA.
Los criterios para diagnosticar epidermoplasia verruciforme son los siguientes:

  • Inicia en la infancia temprana.
  • En algunos casos existe consanguinidad y predisposición familiar.
  • Hay alteraciones cutáneas características, como lesiones similares a verrugas planas (en el dorso de las manos) y pitiriasis versicolor, y placas rojizas o marrón claro (en el cuello y el tórax), irregulares o policíclicas.
  • Persistencia de lesiones cutáneas con progresión lenta.
  • No afecta las mucosas ni los ganglios linfáticos.
  • Buenas condiciones generales, sin daño aparente.
  • Conversión maligna de algunas lesiones, principalmente en la cuarta y la quinta década de la vida, en áreas expuestas al sol (cara ) y traumatizadas.

En cuanto a su epidemiología, la epidermodisplasia verruciforme no tiene predominio geográfico ni racial, aunque en los negros africanos es menos agresiva. Afecta por igual a hombres y a mujeres, generalmente durante la niñez o la pubertad.
Debido a que la enfermedad esta clasificada dentro de las enfermedades raras (menos de 300 casos publicados en todo el mundo), no se han especificado sus características epidemiológicas en detalle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario