Uno de los casos más conocidos es el de David Vetter, un joven nacido en Texas en 1971 con SCID. En aquella época no se contaba con la terapia génica que se puede llegar a emplear actualmente, sino que la única solución era el aislamiento de estos "niños burbuja". Esta es la mayor limitación a nivel familiar que conlleva esta enfermedad, los padres solo podían tocar a David a través del plástico de la burbuja del hospital.
La repercusión mediática de este caso llega a partir de que, cuando a David se le explica ya en qué consiste su enfermedad comienza a obsesionarse con los gérmenes, llegando a tener pesadillas recurrentes sobre el tema o estados de ánimo de enojo o depresivos. La población estadounidense se hace eco de su historia y cuando David tiene 6 años a NASA diseña un traje para que pueda salir de su burbuja sin peligro.
Años después, en 1983, David recibió como nuevo tratamiento e intento de curación de su enfermedad un trasplante de la sangre de la médula ósea de su hermana. A pesar de que en un principio se pensaba que el trasplante había tenido éxito David murió a las dos semanas de un linfoma de Burkitt (un tipo de leucemia) adquirido por trazas de un virus en la sangre de su hermana.
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