Especialmente en los niños con síndrome de Tourette complicaciones como la falta de atención, la hiperactividad, la impulsividad o los problemas a la hora de leer y escribir suponen grandes alteraciones en su vida diaria y en su manera de relacionarse con otros niños.
Además de estos trastornos también se puede dar un TOC (trastorno obsesivo compulsivo), aunque este podría llegar a ser incluso considerado como parte de la causa de la enfermedad.
Problemas como depresión, ansiedad o incluso autismo pueden estar asociados a este síndrome, pero no está demostrado que deriven directamente del mismo.
Los tratamientos existentes contra esta enfermedad está dirigidos a aquellas personas cuyos tics afectan a su funcionalidad y vida diaria. No llegan a eliminar los síntomas, sino que puede hacer que sean más leves. Todos los fármacos empleados contra este síndrome tienen efectos secundarios (somnolencia, aumento de peso y embotamiento cognitivo).
Los medicamentos más usados por las personas con síndrome de Tourette son los neurolépticos (haloperidol y pimozide), pero también pueden surtir efecto los agonistas alfa-adrenérgicos (clomidina y guanfacina).
Otro factor importante, como se menciona al final de este vídeo, es la psicoterapia y la conscienciación y entrenamiento de la familia del enfermo.
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